El apagón fue una situación imprevista y completamente fuera de lo común para todos, y, como era de esperarse, también representó una jornada especialmente compleja para el canal de distribución HORECA.

En este sector, los procesos están altamente automatizados y optimizados para garantizar que, en un plazo máximo de 24 horas, los establecimientos reciban los productos solicitados. Esta cadena logística involucra a múltiples actores, cada uno con tareas específicas y coordinadas. Por ello, una incidencia de la magnitud del apagón generó una disrupción significativa en toda la operativa.

Desde el primer momento, el sistema de recepción de pedidos quedó inoperativo, lo que se tradujo en una caída inmediata de las ventas. No obstante, el impacto no se limitó a este aspecto: también se detuvieron por completo los sistemas de preparación y gestión de pedidos. Una vez restablecido el suministro eléctrico, fue necesario reactivar todos los procesos con rapidez para asegurar que ningún establecimiento quedara sin servicio.

Esta experiencia pone de relieve el papel fundamental que desempeña el distribuidor en la vida diaria de las personas. Incluso en situaciones críticas, como la vivida, no se ha producido desabastecimiento en las ciudades ni en los pueblos del canal fuera del hogar. Esto es posible gracias a la capacidad de adaptación del distribuidor, cuyo único objetivo es garantizar que el producto llegue, siempre, al cliente final.